Dependiendo de numerosos factores, los accidentes graves pueden provocar una amplia gama de lesiones. Desde fracturas óseas y daños en la médula espinal hasta traumatismos craneoencefálicos y parálisis, los resbalones y caídas y las colisiones de vehículos de motor pueden acabar requiriendo tratamiento médico, hospitalización, cirugía y fisioterapia.
Según el tipo de accidente, las lesiones cerebrales traumáticas (LCT) son frecuentes. La víctima no tiene que sufrir necesariamente un impacto de cualquier intensidad en la cabeza para sufrir daños. Un movimiento brusco con fuerza significativa puede hacer que el cerebro golpee el interior del cráneo con suficiente intensidad para provocar daños estructurales o funcionales.
Los profesionales médicos miden la gravedad de una LCT según la escala de coma de Glasgow. Los especialistas asistenciales evalúan los puntos basado en las respuestas de un individuo a los estímulos, su capacidad para hablar y responder a preguntas, y varios niveles de control motor fino. Un total de puntos mayor indica una gravedad menor. Según esta escala, existen tres niveles de gravedad para una LCT:
Al igual que cualquier tipo de lesión, el traumatismo craneoencefálico contiene numerosos niveles de gravedad. Desde un deterioro cognitivo leve o dificultades perceptivas hasta largos periodos de inconsciencia y la posibilidad de muerte, la gravedad de una LCT puede ocupar una amplia gama. Comúnmente, el pronóstico a largo plazo y el curso potencial del tratamiento están ligados directamente a la Escala de Coma de Glasgow. Según el tipo de accidentelas personas pueden sufrir lesiones que les cambien la vida.
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